La semana pasada anoté los nombres de artífices cuyas creaciones representan objetos de deseo cada vez que se localiza una de ellas los lotes al público. En este sentido sería imposible elaborar el esquema lineal de tiempo del arte visual guatemalteco, de las últimas seis décadas (quizás hasta más), sin su existencia institucional.
Sus catálogos, por ejemplo, son compilaciones de arte que van acompañados de ilustraciones e información que generan registros anuales que constituyen una valiosa fuente de consulta para la investigación.
Artistas como Zipacná de León, Erwin Guillermo, Alejandro Urrutia, Rafael Piedrasanta, Arnoldo Ramírez Amaya, los hermanos Guzmán Schwartz y Francisco Tún son un extraordinario ejemplo de la generación del setenta y la antesala de lo que la subasta sería en los próximos años.
Después del terremoto de 1976 y con los cambios geográficos que implicó el cataclismo, aparecieron en el escenario autores del interior de la república; entre ellos, Alfredo García, Rolando Pisquiy, Rolando Aguilar, AnaMaría de Maldonado y con ellos Regina Prado, María Elena de Lamport, Luis Carlos o Diana Fernández quienes relucen a la par de nombres dispersos por el tiempo.
Todas las piezas son curadas a conciencia.
Cada edición de Juannio, además, conlleva implícito un ejercicio educativo. El público suele acercarse a ver lo que se exhibe y, en algunos casos, hace preguntas relativas al porqué del arte contemporáneo. Esta dinámica ha sido una constante desde 1964. Educar el gusto a partir de la vista de creaciones sólidas tanto en lo conceptual como en lo formal.
Es en este ambiente cuando se da el traslape del siglo mientras un importante contingente de artistas emergentes, hoy muy importantes en el imaginario colectivo, hace su aparición. La fotografía, grabado, escultura y la pintura conviven con artistas conceptualistas y multimedia. Sin olvidar que Daniel Chauche, Luis González Palma y el joven, pero sólido artista Igal Permuth, tenían ya un fuerte nombre en el campo de la fotografía y que en el grabado despuntaban Guillermo Maldonado, Mónica Torrebiarte, Aníbal López y Francesca Pizzo. Empiezan a figurar, simultáneamente, autores como Max Eduardo Leiva, Mariadolores Castellanos y Francisco Auyón.
Es una década, la de finales de centuria, muy afortunada ya que se integran en el medio exponentes como Alejandra Mastro o Rae Leeth que se suman con su experiencia a un listado que, 10 años después, se verían ya como artistas consolidados.
Gregorio Leiva, Jorge de León, Darío Escobar, Mónica Serra, Sandra Monterroso, Ángel Poyón, Lezzuek Asturias van acompañando a artistas que configuran con sus propuestas el inicio del nuevo siglo.
Imposible listarlos a todos. Sin embargo, están entre ellos Marlov Barrios, María Fernanda Carlos, Andrea Monroy Palacios, Norman Morales, Edwin Bixcul, Erick Menchú, Josué Romero, entre un sinfín de nombres y propuestas contemporáneas diversas.
GUILLERMO MONSANTO
Autor: Dagoberto Vásquez Foto: cortesía Guillermo Monsanto
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