Este núbil artista nacido en 1988 presenta su primera recopilación en la búsqueda de sumar encuentros y aciertos a sus exploraciones. Ardón, al igual que unos contados artistas contemporáneos de su generación, nada contra corriente porque es dibujante (y de los buenos). Recurso, conviene recordar, que en el mundo de la cordura es el inicio en la formación de un buen pintor.
Sus trabajos, a mano alzada, guardan una esencia espontánea de figuras que ya están preconcebidas en su memoria expresiva. Una a una nacen formas quedando plasmadas sobre los soportes a su elección manifestando así, en el acto creativo, la empatía que siente entre las representaciones cognitivas y la acción intuitiva sobre el papel. Sin embargo y pese a lo dicho, hay un conocimiento técnico que hacen de estos trabajos verdaderas obras de arte, con complejidades bien resueltas y altos resultados que quedan a la vista.
Los dibujos de Jonathan, entonces, se manifiestan desde lo más íntimo de su propia sensibilidad y nacen desde una concepción estética relacionada a la belleza. Rostros, cuerpos humanos, aves, nidos, son una parte importante en su iconografía personal. Son piezas emotivas que logran comunicar las emociones de su autor y al mismo tiempo narran historias que se relacionan con la experiencia del espectador.
Esta muestra tiene más de un año de estarse cocinando y la selección a exponer es el producto de una rigurosa autoexploración. Esta se exhibirá en la Galería El Attico del 13 de febrero al 28 del mismo mes. Se puede visitar en los horarios usuales de la galería de 9:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 19 horas de lunes a viernes y los sábados durante la mañana.